Ayamonte bien se merece, después de visitarlo tres años , una sucinta y sencilla reseña.
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Pueblo acomodado a las orillas del Río Guadiana que lo separa de Portugal por su lado W.
Su luminosidad brilla como un espejo reflejado en el Padre Guadiana, Sus casas y calles blancas,
sus callejones retorcidos y vericuetos, casi hieren la vista por la luminosidad que derrochan .
La alegría y el carácter alegre y abierto de sus gentes son notas reseñables que se plasman en todos
y cada uno de sus rincones. Acogedores por naturaleza y amigos de la a alegría y el cante flamenco.
Posee infinidad de bares y restaurantes donde degustar los pescaítos y toda clase de viandas del mar.
Aquí la tranquilidad y el sosiego no tienen precio , se regalan y el tiempo parece detenerse .
Podemos pasear al atardecer por su paseo de la marina . Conocer su coqueto puerto deportivo y
recorrer sus parques o dejarnos embelesar por una puesta de sol plácida acostándose el sol sobre el
lecho del Guadiana. Todo esto y mucho más lo tiene sin medida Ayamonte. La Villa Luminosa.
Desembocadura del Guadiana entre Ayamonte ( España ) y Vila Real do Sto. Antonio ( Portugal )
Señorial y majestuosa plaza Mayor adornada de mobiliario de azulejos, arabescos, ladrillos refractarios , preciosos enrejados y palmeral fastuoso que le dan brillo y solera. Tomarse un helado a su sombra en días de estío abrasador , no tierne precio.
Muestra del arte constructivo local en el centro de la villa
Coqueto y sosegado embarcadero para yates de recreo resguardado de los rigores marineros en un remanso del Guadiana
Canales navegables del Guadiana que reflejan la afición de sus lugareños con el mar y el arte de la pesca deportiva.
Monumento a la patrona de la Villa en el Parque moderno al lado de los canales y parte nueva de expansión de Ayamonte