Mas que una ruta se tratra de un sendero de PR, apto para todos los públicos, muy trazado y sin pérdida.
Si vamos en los meses de verano, debemos dejar el coche antes de llegar a los Llanos del Hospital, en unos aparcamientos regulados. Hay un " númerus clausus", para evitar la masificación de senderistas y excursionistas .
Tendremos que sacar un tiket y un autobús nos dejará a los pies del refugio de la Besurta. Aquí comienza la ruta. Lo más seguro es que os encontréis un tropel de cientos de personas . Es verano y como la ruta es tan facilona tiene muchos adeptos e invitados.
Este es el refugio de la Besurta donde podemos recargarnos de agua o líquidos-refrescos, bocatas o tentempiés para la ruta. Lo que vamos a recorrer, aunque está rodeado de nieve en las cumbres, no deja de ser una olla tectónica y el calor y la humedad en verano nos pude jugar una mala pasada, así que hay que hidratarse bien.
Nada más salir de la Besurta tendremos un minúsculo repecho y al llegar arriba tenemos esta estupenda vista.
Aquí ya vamos caminando por llanos de Aiguallut. A finales de Junio es una alfombra verde llena de flores multicolores pero a finales del invierno y en primavera no deja de ser una especie de turbera pantanosa y llena de agua - nieve.
Con el zoom de la cámara vemos a lo lejos la cascada y parte del glaciar del Aneto.
Por estas fechas todavía conserva una buena capa de hielo-nieve.
Ya estamos llegando a enfrentarnos con la Cascada y el río se va a ir debilitando, hasta llegar a una oquedad donde se sume y desaparece como si fuese el río Guadiana.
Este es el Forau - Agujero que se traga el río y por unas simas, después de recorrer varios kilómetros bajo tierra, sale en una surgencia en tierras francesas y sus aguas van a desembocar al Océano Atlántico y no al Mediterráneo como debería de ser. Cosas de la geología y la madre tierra que es muy sabia.
Aquí tenemos la Cascada de Aiguallut en todo su esplendor y es el 29 de Junio.
Vista cenital de la Cascada de Aiguallut.
Estampa campestre a no más poder. Familias enteras disfrutando el 29 de Junio de un día festivo.
Llanos de Aiguallut donde el Aneto derrite sus aguas convirtiendo estos llanos en una praderas bucólica y majestuosa, donde varios torrentes y riachuelos van llevando sus aguas hacia la gran cascada.
Podemos disfrutar, desde los pasadizos de madera para salvar los torrentes que bajan raudos y cristalinos desde el glaciar del Aneto-Maladeta, de vistas maravillosas .
Después de la caminata ,el calorcito del mediodía y dar cuenta de unos sabrosísimos bocatas, era hora de tomarnos un merecido descanso . Solazándonos en un extais de placer ante tanta maravilla.
La pradera refulgentemente verde, el glaciar del Aneto deslumbrante y el ocre parduzco de las montañas calizas, nos parecía estar transportados a un mundo de ensueño que pocas veces se repetirá en nuestras vidas. Así que gozando con los cinco sentidos a la vez estuvimos absortos en tan
mágico trance que no queríamos que se acabase nunca..... pero era preciso desandar lo andado y tras un largo estado de ensoñamiento volvimos a la realidad y regresamos al coche.
El Aneto y su Glaciar derramando sus aguas cristalinas sobre la alfombra de los llanos de Aiguallut es una estampa pocas veces igualada en belleza y plasticidad.
En primer término podemos ver la subida al collado del Toro desde donde tendremos unas estupendas vistas del Aneto -Maladeta y su Glaciar.
Otra fenomenal vista desde los Llanos del Hospital donde podemos ver el torrente de Gorgutes.
Otra bella estampa del torrente de Remuñe y su entorno.
Y de nuevo de vuelta a la civilización - En el Hotel de los Llanos del Hospital todo es bullicio y trajín de turistas y senderistas hábidos y deseosos de solazarse un poco al caer de la tarde.
Esta pequeña ruta es apta para todas las personas con un mínimo de condición física- incluso niños pequeños.
Como siempre aconsejamos hacerla fuera de los meses de verano por aquello de la masificación y que no podemos acceder con nuestro coche hasta la Besurta.
Disfrutaréis más y mejor fuera de esos meses de verano. Ir provistos de agua y una cámara de fotos porque el lugar bien merece unas cuantas instantáneas para ser inmortalizado, sobre todo para los que vivimos a cerca de 1000 kilómetros y no podemos gustar de estos parajes todo cuanto quisiéramos. Volveremos -Dixit.